PAUTAS DE CRIANZA 1
“Hijo es un ser que Dios nos prestó para
hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de
cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y, de
nosotros, aprender a tener coraje.
- Sí. ¡Eso es!
Ser madre o padre es el mayor acto de coraje
que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor,
principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo
a perder algo tan amado.
- ¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro?
Fue apenas un préstamo… el más preciado y
maravilloso préstamo, ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por
sí mismos, luego le pertenecen a la vida, al destino y a sus propias familias.
Dios bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con
ellos”.
José
Saramago
Cuando hablamos de las prácticas de crianza, hacemos referencia a las habilidades
cotidianas que emplean los adultos (padres, madres, abuelos, tíos) en su tarea
como cuidadores de los niños o adolescentes, con la finalidad de educar y
orientar a los hijos, encausando su
comportamiento, por lo que se relacionan
con aspectos tales como la disciplina, las normas, los limites, la comunicación
y la expresión de afecto.
Las prácticas de crianza difieren de unos
padres a otros y sus efectos en los hijos también son diferentes pues están
determinadas por las características particulares de cada familia y los lazos
interactivos que se dan en ella. La forma en la que cada familia educa a
sus hijos está ligada a aspectos muy diversos:
creencias; vivencia particular de su propia crianza; grado de bienestar ligado
a la salud; nivel socioeconómico; habilidades personales de afrontamiento de
los problemas; contar con una red de apoyo social, etc.
Podemos afirmar que las prácticas
de crianza son acciones concretas que los adultos (padres de familia y
cuidadores) llevan a cabo con el propósito de orientar la educación de sus
hijos buscando su desarrollo, supervivencia e integración emocional, mental,
física y espiritual.
Con frecuencia, los padres y las madres
asumen estilos que reproducen patrones inadecuados que ellos mismos vivieron
cuando eran niños, por tanto es necesario reflexionar sobre las consecuencias
que pueden obtener a futuro al replicar estas acciones.
ESTILOS DE CRIANZA1
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Estilo de crianza autoritario
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“Las cosas se hacen así porque lo digo
yo”
“Hasta que vivas en mi casa, se hace lo
que yo digo”
· Para
estos padres, la obediencia absoluta y sin cuestionamientos de sus hijos e
hijas es sinónimo de buen comportamiento.
· Se
espera que el niño o la niña acate órdenes.
· El
diálogo es inexistente.
· Genera
en los niños y las niñas sentimientos de impotencia y rabia, ya que no pueden
defenderse u opinar sobre cuestiones que les afectan. Este estilo conlleva
que los niños y las niñas opten por la sumisión y la falta de implicación
respecto a lo que ocurre a su alrededor (no actuar en caso de presenciar una
injusticia, por ejemplo), o por el contrario, muestren una conducta rebelde y
huidiza.
· Los padres manifiestan un alto nivel de
control y de exigencia, pero un bajo nivel de comunicación y afecto
explícito.
· Predominan abundantes normas y la
exigencia de una obediencia bastante estricta.
· Los padres buscan influir, controlar,
evaluar el comportamiento de los hijos de acuerdo con patrones rígidos
preestablecidos.
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Estilo de crianza permisivo
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“Déjale,
tampoco es para tanto”.
· Se caracteriza por un comportamiento
exento de límites y normas, o éstas no son consistentes.
· se atribuye a los demás el mal
comportamiento de sus hijos e hijas.
· Ceden a sus deseos para evitar que
tengan que batallar con la frustración que provoca una negativa.
· Los
padres y las madres permisivos son afectuosos, pero no plantean límites
cuando el niño o la niña manifiesta una conducta inapropiada.
· Crea en los hijos una imagen distorsionada de cómo
funciona el mundo que le rodea y le aleja de valores necesarios para convivir
en una sociedad justa.
· Los hijos pueden llegar a ser personas exigentes con
los demás, pero no cuestionar su propia conducta y actitudes por la falta de
límites en su crianza.
· Suelen ser niños y niñas con baja tolerancia a la
frustración, lo que provoca un sufrimiento emocional muy intenso cuando no
consiguen lo que desean o se proponen.
· Los padres tienen un nivel bajo de control y exigencia, pero un
nivel alto de comunicación y afecto.
· Manifiestan una actitud positiva hacia el
comportamiento del niño (sea cual sea), aceptan sus conductas y usan poco el
castigo.
· Con frecuencia se consulta a los hijos sobre las decisiones;
no se exige responsabilidades, ni orden.
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Estilo de crianza sobreprotector
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“Este/a
niño/a no puede hacer nada solo/a, siempre hay que decirle lo que tiene que
hacer”.
· Suele ser ejercido por padres y madres excesivamente
vigilantes, inseguros y temerosos.
· Intervienen precipitadamente para evitar cualquier
obstáculo que pueda hacer errar o fallar a sus hijos e hijas.
· Los padres y madres hacen las cosas por ellos y toman
todas las decisiones en su lugar.
· Este estilo de crianza transmite a los niños y las
niñas que el mundo es un lugar amenazante y que por sí mismos no serán
capaces de superar las dificultades.
· A futuro los hijos e hijas pueden presentar muchas
dificultades para resolver problemas por sí mismos.
· Ante las situaciones nuevas o retos, los hijos
presentan gran ansiedad porque no se sienten preparados para enfrentarse a
ellos, lo cual daña seriamente su autoestima a largo plazo.
· Los hijos no conocen
sus fortalezas y límites.
· Se genera una dependencia excesiva, hacia los padres,
lo cual es muy perjudicial para el desarrollo de la autonomía de los hijos.
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Estilo de crianza negligente
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“Puede
cuidarse solo, desde muy pequeñito siempre ha sido muy responsable”.
· Este tipo de crianza se asocia a la ausencia de
límites, de afecto y comunicación por parte de los padres y las madres hacia
los hijos e hijas.
· Los cuidadores no pueden o no cuentan con capacidades
parentales para guiar o atender las necesidades del niño o la niña.
· Son padres y madres ausentes, que no muestran
compromiso hacia la crianza de sus hijos e hijas.
· El niño o la niña pueden estar expuestos a
situaciones peligrosas porque no cuentan con la supervisión o el apoyo necesario
de su padre o madre.
· Son niños y niñas que presentan problemas de
autorregulación emocional (altos niveles de intolerancia a la frustración,
por ejemplo) y de autocontrol (dificultades para dominar su impulsividad,
conducta disruptiva, etc.).
· Este estilo de crianza genera implicaciones muy
negativas para el desarrollo social de los hijos, sobre todo a la hora de
seguir normas en la escuela y en la relación con otros.
· Los padres no son receptivos, ni exigentes, parecen
indiferentes ante sus hijos. No hay normas que cumplir, tampoco hay afecto
que compartir; hay indiferencia respecto de las conductas de los hijos
minimizando sus dificultades o problemas.
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Estilo de crianza democrático
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“Escuchar,
dialogar y orientar”.
· Los cuidadores que aplican este estilo estimulan la
autonomía de sus hijos.
· Los padres ayudan a sus hijos a reflexionar sobre las
consecuencias de su comportamiento, favoreciendo su capacidad de
autorregulación.
· Ofrecen pautas y límites razonables, claros y son
sensibles a los sentimientos de sus hijos e hijas.
· Los padres orientan su comportamiento mediante el uso
del refuerzo positivo y les ofrecen la opción de reparar los errores, en
lugar de concentrarse en la mala conducta.
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¿SABÍAS QUE… cualquiera de
los estilos de crianza que se sitúan en los extremos de los siguientes parámetros:
flexibilidad (autoritario vs. permisivo) y protección (sobreprotector vs.
negligente), impiden el desarrollo adecuado de los niños, niñas y adolescentes?
Para
que tengan efecto, las normas deben ser:
Claras:
Se debe usar un lenguaje sencillo para que se
entiendan correctamente.
Consistentes:
Deben ser estables, respetadas por todos los
miembros de la familia. Cambiarlas cuando al adulto no le venga bien cumplirlas,
hará que el niño o adolescente no las tome en serio.
Justificadas:
Deben ir asociadas a una explicación sencilla del
por qué su utilidad. Esto ayuda a interiorizar su importancia.
Asociadas
a sanciones o consecuencias coherentes y contingentes: Las
sanciones deben ir encaminadas a reparar el “perjuicio” causado. Cuando se
quebrante alguna norma, la sanción acordada debe producirse lo antes posible.
Si las normas se infringen y no existen consecuencias de ningún tipo o se
aplican mucho después, la sanción pierde su valor educativo.
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Sin
duda, la familia es el primer grupo
social al que pertenece el niño, en el que aprende a convivir, por ésta razón es importante el establecimiento de
normas y límites en su interior, como un factor de protección para reducir la probabilidad de
aparición de conductas de riesgo, tanto en la infancia como en la
adolescencia.
En
éste sentido, el papel de los padres y madres, desde los primeros años de vida
de su hijo, se debe centrar en
establecer y aplicar unas normas claras, pertinentes y razonables,
acordes a la edad del mismo, dejando espacio para la libertad y la capacidad
para toma de decisiones de manera responsable. El establecer normas y límites
claros en los primeros años de vida, ayuda a mejorar la convivencia familiar,
siempre y cuando se haga con tolerancia y respeto a la diferencia.
ALGUNAS
SUGERENCIAS PARA CONSIDERAR…
El niño
y la niña de 3 a 6 años
·
Estimule el diálogo y responda a sus
múltiples preguntas, con paciencia y honestidad es fundamental para el
desarrollo del lenguaje y su curiosidad.
·
Ofrezca seguridad y consuelo, nunca minimice
o se burle de sus miedos.
·
Permita
que colabore en las tareas domésticas. Recoja sus juguetes o elementos
personales.
·
Enseñe que sus deseos no siempre serán
satisfechos o que, en ocasiones deben aprender a postergarlos.
·
Aprenda a decir “NO”, esto ayudará al niño y la niña a
autorregularse y a entender que lo que desean
no siempre les beneficia o que puede ser
injusto o perjudicial para otros. No ceda ante las pataletas o rabietas.
·
Establezca normas claras de manera firme,
además de horarios y rutinas diarias. Cumpla lo que promete, bien sea una
sanción o un reconocimiento.
·
A partir de los 3 años, llega el momento de
"introducir normas de convivencia en casa" y explicar a los hijos los
motivos de estas normas. Los hijos deben saber que no siempre conseguirán todo
lo que quieran. El autocontrol y la protección son dos enseñanzas básicas que
deben transmitirles los padres.
·
Corrija, sin hacer uso de la
manipulación o la privación del afecto,
evite el uso de frases como: “ya no te quiero; ya no te amo”
El niño
y la niña de 6 a 10 años
·
Fomente el diálogo con los niños y las niñas
para que hablen de lo que les preocupa.
·
Evite las etiquetas o rótulos, pues provocan
que el niño y la niña desarrollen un auto-concepto negativo de sí mismo, y no
se vean como una persona valiosa o digna de ser querida.
·
Evite hacer comparaciones con otros niños y usar
etiquetas despectivas, porque dañan seriamente su autoestima y les apartan de
sus metas.
·
Al asignar una tarea o responsabilidad,
supervise su ejecución. Realice seguimiento.
·
Al identificar una dificultad escolar
(desempeño académico o comportamiento inadecuado), se debe explorar con
detenimiento sus causas y abordar el problema con respeto y máxima diligencia.
·
Reconozca los logros o avances en sus hijos y
estimule la mejora ante los errores o fallas.
·
Al dar una instrucción, verifique que la
información sea comprendida con claridad.
·
Ante el incumplimiento de las normas
implemente sanciones. No busque culpables para justificar un mal comportamiento
de su hijo o hija.
·
No se desautorice, entre los padres, o entre
padres y docentes.
·
Las sanciones deben comunicarse de antemano,
para que los niños las conozcan, deben ser proporcionada y aplicarse cuando se requiera con una actitud
tranquila y firme.
·
Critique el comportamiento no el niño. Cuando
su niño cometa un error no le diga "fuiste malo". En cambio,
explíquele al niño lo que hizo mal. Por ejemplo dígale: "Cruzar la calle
corriendo y sin mirar no es seguro". Luego dígale al niño lo que debe
hacer en vez de eso: "Primero mira a ambos lados para ver si vienen
carros". Sea consistente.
·
Sea un modelo, dé ejemplo al relacionarse de
manera respetuosa y responsable con los demás.
La pre
adolescencia y la adolescencia
·
En esta etapa se consolida la identidad y la
personalidad a través de las experiencias, los sentimientos, el auto-concepto y
las expectativas, por esta razón, cambian los gustos, la manera de comportarse
e incluso la apariencia de los chicos y chicas.
·
Lo natural es que los hijos en estas etapas cuestionen
las decisiones de sus padres, pidan explicaciones o manifiesten una necesidad
de privacidad que antes no existía; prefiriendo pasar más tiempo con sus amigos,
sin que ello implique que el afecto y apoyo de su familia sea innecesario.
·
En esta etapa, las normas deben ser siempre establecidas
en consenso con los adolescentes, ya éstas se incorporan sólo por cooperación,
no tanto por la imposición.
·
Tenga en cuenta sus opiniones, escúchelos atentamente y con respeto.
·
Establezca obligaciones y deberes para los
adolescentes al interior del hogar.
·
Regule el uso del internet, el celular etc.
Evite el uso del computador dentro de
las habitaciones o en horarios que interrumpan el tiempo de descanso o
alimentación.
·
Vigile y mantenga control sobre el
tiempo y uso del internet, verifique
las páginas de internet que visitan sus hijos.
·
Conozca las redes sociales que frecuentan sus
hijos, qué contactos tienen y cuáles son las conversaciones y transacciones que
realizan en ellas.
·
Converse con sus hijos acerca de los riesgos
y cuidados que deben tener con la información, fotos o videos que publican.
·
Ante el incumplimiento de una norma,
sancionen en privado al chico o a la chica,
con la sanción acordada previamente. Al corregir a su hijo o hija adolescente, no lo ridiculice, no lo compare.
·
Pregunte ¿Con quién va a estar? ¿Dónde?
¿Cuándo? .Interésese por las actividades que realiza su hijo. Pídale que se
comunique con usted regularmente para saber dónde está.
·
Conozca a los amigos de sus hijos.
·
Es necesario ser un modelo de comportamiento
positivo para sus hijos.
·
NO quiera convertirse en un “amigo” de sus
hijos, en ésta etapa ellos ya tienen muchos amigos, lo que necesitan es una
figura de afecto y autoridad, que confíe en ellos, pero al mismo tiempo les
exija y se preocupe por ellos.
·
Hábleles abiertamente de temas importantes y
difíciles (sexo, drogas, pandillas)
RECORDEMOS
que en todas las etapas del desarrollo
de sus hijos:
A. Los
espacios de encuentro familiar, las actividades recreativas, ver la
televisión, tener horarios para comer juntos y apoyar en las labores
académicas a los hijos(as), proporcionan mayor unión al interior de la
familia.
B. Crear un
vínculo entre padres e hijos favorece el equilibrio emocional y una relación
más sana.
C. Se requiere
que entre los padres o personas encargadas del cuidado de los niños, niñas y
adolescentes haya una concertación de las reglas, normas, límites y las
sanciones, con el fin de no desautorizarse en presencia de ellos(as)
D. Es
necesario, por parte de los padres, el uso de palabras de cariño, motivación
y manifestaciones de afecto como abrazos y caricias, como una forma de
expresar a los hijos lo importantes que son para ellos.
E.
Las reglas
no tienen que ser iguales a las que otros padres tienen, pero si tienen que
ser claras y consistentes, es decir que sean las mismas todo el tiempo.
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Referencias: