miércoles, 24 de febrero de 2016

TALLER PAUTAS DE CRIANZA

PAUTAS DE CRIANZA 1

“Hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y, de nosotros, aprender a tener coraje.
- Sí. ¡Eso es!
Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado.
- ¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro?
Fue apenas un préstamo… el más preciado y maravilloso préstamo, ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por sí mismos, luego le pertenecen a la vida, al destino y a sus propias familias. Dios bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos”.
José Saramago

Cuando hablamos de las prácticas de crianza, hacemos referencia a las habilidades cotidianas que emplean los adultos (padres, madres, abuelos, tíos) en su tarea como cuidadores de los niños o adolescentes, con la finalidad de educar y orientar a los hijos, encausando  su comportamiento,  por lo que se relacionan con aspectos tales como la disciplina, las normas, los limites, la comunicación y la expresión de afecto.  

Las prácticas de crianza difieren de unos padres a otros y sus efectos en los hijos también son diferentes pues están determinadas por las características particulares de cada familia y los lazos interactivos que se dan en ella. La forma en la que cada familia educa a sus  hijos  está ligada a aspectos muy diversos: creencias; vivencia particular de su propia crianza; grado de bienestar ligado a la salud; nivel socioeconómico; habilidades personales de afrontamiento de los problemas; contar con una red de apoyo social, etc.

Podemos afirmar que las prácticas de crianza son acciones concretas que los adultos (padres de familia y cuidadores) llevan a cabo con el propósito de orientar la educación de sus hijos buscando su desarrollo, supervivencia e integración emocional, mental, física y espiritual.

Con frecuencia, los padres y las madres asumen estilos que reproducen patrones inadecuados que ellos mismos vivieron cuando eran niños, por tanto es necesario reflexionar sobre las consecuencias que pueden obtener a futuro al replicar estas acciones.

ESTILOS DE CRIANZA1
Estilo de crianza autoritario
Las cosas se hacen así porque lo digo yo”
“Hasta que vivas en mi casa, se hace lo que yo digo”
·   Para estos padres, la obediencia absoluta y sin cuestionamientos de sus hijos e hijas es sinónimo de buen comportamiento.
·   Se espera que el niño o la niña acate órdenes.
·   El diálogo es inexistente.
·   Genera en los niños y las niñas sentimientos de impotencia y rabia, ya que no pueden defenderse u opinar sobre cuestiones que les afectan. Este estilo conlleva que los niños y las niñas opten por la sumisión y la falta de implicación respecto a lo que ocurre a su alrededor (no actuar en caso de presenciar una injusticia, por ejemplo), o por el contrario, muestren una conducta rebelde y huidiza.
·  Los padres manifiestan un alto nivel de control y de exigencia, pero un bajo nivel de comunicación y afecto explícito.
·  Predominan abundantes normas y la exigencia de una obediencia bastante estricta.
·  Los padres buscan influir, controlar, evaluar el comportamiento de los hijos de acuerdo con patrones rígidos preestablecidos.
Estilo de crianza permisivo
“Déjale, tampoco es para tanto”.
·  Se caracteriza por un comportamiento exento de límites y normas, o éstas no son consistentes.
·  se atribuye a los demás el mal comportamiento de sus hijos e hijas.
·  Ceden a sus deseos para evitar que tengan que batallar con la frustración que provoca una negativa.
·   Los padres y las madres permisivos son afectuosos, pero no plantean límites cuando el niño o la niña manifiesta una conducta inapropiada.
·  Crea en los hijos una imagen distorsionada de cómo funciona el mundo que le rodea y le aleja de valores necesarios para convivir en una sociedad justa.
·  Los hijos pueden llegar a ser personas exigentes con los demás, pero no cuestionar su propia conducta y actitudes por la falta de límites en su crianza.
·  Suelen ser niños y niñas con baja tolerancia a la frustración, lo que provoca un sufrimiento emocional muy intenso cuando no consiguen lo que desean o se proponen.
·  Los padres tienen  un nivel bajo de control y exigencia, pero un nivel alto de comunicación y afecto.
·  Manifiestan una actitud positiva hacia el comportamiento del niño (sea cual sea), aceptan sus conductas y usan poco el castigo.
·  Con frecuencia se consulta a los hijos sobre las decisiones; no se exige responsabilidades, ni orden.
Estilo de crianza sobreprotector
“Este/a niño/a no puede hacer nada solo/a, siempre hay que decirle lo que tiene que hacer”.
·  Suele ser ejercido por padres y madres excesivamente vigilantes, inseguros y temerosos.
·  Intervienen precipitadamente para evitar cualquier obstáculo que pueda hacer errar o fallar a sus hijos e hijas.
·  Los padres y madres hacen las cosas por ellos y toman todas las decisiones en su lugar.
·  Este estilo de crianza transmite a los niños y las niñas que el mundo es un lugar amenazante y que por sí mismos no serán capaces de superar las dificultades.
·  A futuro los hijos e hijas pueden presentar muchas dificultades para resolver problemas por sí mismos.
·  Ante las situaciones nuevas o retos, los hijos presentan gran ansiedad porque no se sienten preparados para enfrentarse a ellos, lo cual daña seriamente su autoestima a largo plazo.
·   Los hijos no conocen sus fortalezas y límites.
·  Se genera una dependencia excesiva, hacia los padres, lo cual es muy perjudicial para el desarrollo de la autonomía de los hijos.
Estilo de crianza negligente
“Puede cuidarse solo, desde muy pequeñito siempre ha sido muy responsable”.
·  Este tipo de crianza se asocia a la ausencia de límites, de afecto y comunicación por parte de los padres y las madres hacia los hijos e hijas.
·  Los cuidadores no pueden o no cuentan con capacidades parentales para guiar o atender las necesidades del niño o la niña.
·  Son padres y madres ausentes, que no muestran compromiso hacia la crianza de sus hijos e hijas.
·  El niño o la niña pueden estar expuestos a situaciones peligrosas porque no cuentan con la supervisión o el apoyo necesario de su padre o madre.
·  Son niños y niñas que presentan problemas de autorregulación emocional (altos niveles de intolerancia a la frustración, por ejemplo) y de autocontrol (dificultades para dominar su impulsividad, conducta disruptiva, etc.).
·  Este estilo de crianza genera implicaciones muy negativas para el desarrollo social de los hijos, sobre todo a la hora de seguir normas en la escuela y en la relación con otros.
·  Los padres no son receptivos, ni exigentes, parecen indiferentes ante sus hijos. No hay normas que cumplir, tampoco hay afecto que compartir; hay indiferencia respecto de las conductas de los hijos minimizando sus dificultades o problemas.
Estilo de crianza democrático
“Escuchar, dialogar y orientar”.
·  Los cuidadores que aplican este estilo estimulan la autonomía de sus hijos.
·  Los padres ayudan a sus hijos a reflexionar sobre las consecuencias de su comportamiento, favoreciendo su capacidad de autorregulación.
·  Ofrecen pautas y límites razonables, claros y son sensibles a los sentimientos de sus hijos e hijas.
·  Los padres  orientan su comportamiento mediante el uso del refuerzo positivo y les ofrecen la opción de reparar los errores, en lugar de concentrarse en la mala conducta.

¿SABÍAS QUE… cualquiera de los estilos de crianza que se sitúan en los extremos de los siguientes parámetros: flexibilidad (autoritario vs. permisivo) y protección (sobreprotector vs. negligente), impiden el desarrollo adecuado de los niños, niñas y adolescentes?


Para que tengan efecto, las normas deben ser:
Claras: Se debe usar un lenguaje sencillo para que se entiendan correctamente.

Consistentes: Deben ser estables, respetadas por todos los miembros de la familia. Cambiarlas cuando al adulto no le venga bien cumplirlas, hará que el niño o adolescente no las tome en serio.

Justificadas: Deben ir asociadas a una explicación sencilla del por qué su utilidad. Esto ayuda a interiorizar su importancia.

Asociadas a sanciones o consecuencias coherentes y contingentes: Las sanciones deben ir encaminadas a reparar el “perjuicio” causado. Cuando se quebrante alguna norma, la sanción acordada debe producirse lo antes posible. Si las normas se infringen y no existen consecuencias de ningún tipo o se aplican mucho después, la sanción pierde su valor educativo.

Sin duda, la familia es el  primer grupo social al que pertenece el niño, en el que aprende a convivir, por ésta razón es importante el establecimiento de normas y límites en su interior, como un factor  de protección para reducir la probabilidad de aparición de conductas de riesgo, tanto en la infancia como en la adolescencia.

En éste sentido, el papel de los padres y madres, desde los primeros años de vida de su hijo, se debe centrar en establecer y aplicar unas normas claras, pertinentes y razonables, acordes a la edad del mismo, dejando espacio para la libertad y la capacidad para toma de decisiones de manera responsable. El establecer normas y límites claros en los primeros años de vida, ayuda a mejorar la convivencia familiar, siempre y cuando se haga con tolerancia y respeto a la diferencia.




ALGUNAS SUGERENCIAS PARA CONSIDERAR…
El niño y la niña de 3 a 6 años
·         Estimule el diálogo y responda a sus múltiples preguntas, con paciencia y honestidad es fundamental para el desarrollo del lenguaje y su curiosidad.
·         Ofrezca seguridad y consuelo, nunca minimice o se burle de sus miedos.
·         Permita  que colabore en las tareas domésticas. Recoja sus juguetes o elementos personales.
·         Enseñe que sus deseos no siempre serán satisfechos o que, en ocasiones deben aprender a postergarlos.
·         Aprenda a decir  “NO”, esto ayudará al niño y la niña a autorregularse  y a entender que lo que desean no siempre les beneficia o que  puede ser injusto o perjudicial para otros. No ceda ante las pataletas o rabietas.
·         Establezca normas claras de manera firme, además de horarios y rutinas diarias. Cumpla lo que promete, bien sea una sanción o un reconocimiento.
·         A partir de los 3 años, llega el momento de "introducir normas de convivencia en casa" y explicar a los hijos los motivos de estas normas. Los hijos deben saber que no siempre conseguirán todo lo que quieran. El autocontrol y la protección son dos enseñanzas básicas que deben transmitirles los padres.
·         Corrija, sin hacer uso de la manipulación  o la privación del afecto, evite el uso de frases como: “ya no te quiero; ya no te amo”
El niño y la niña de 6 a 10 años
·         Fomente el diálogo con los niños y las niñas para que hablen de lo que les preocupa.
·         Evite las etiquetas o rótulos, pues provocan que el niño y la niña desarrollen un auto-concepto negativo de sí mismo, y no se vean como una persona valiosa o digna de ser querida.
·         Evite hacer comparaciones con otros niños y usar etiquetas despectivas, porque dañan seriamente su autoestima y les apartan de sus metas.
·         Al asignar una tarea o responsabilidad, supervise su ejecución. Realice seguimiento.
·         Al identificar una dificultad escolar (desempeño académico o comportamiento inadecuado), se debe explorar con detenimiento sus causas y abordar el problema con respeto y máxima diligencia.
·         Reconozca los logros o avances en sus hijos y estimule la mejora ante los errores o fallas.
·         Al dar una instrucción, verifique que la información sea comprendida con claridad.
·         Ante el incumplimiento de las normas implemente sanciones. No busque culpables para justificar un mal comportamiento de su hijo o hija.
·         No se desautorice, entre los padres, o entre padres y docentes.
·         Las sanciones deben comunicarse de antemano, para que los niños las conozcan, deben ser proporcionada y  aplicarse cuando se requiera con una actitud tranquila y firme.
·         Critique el comportamiento no el niño. Cuando su niño cometa un error no le diga "fuiste malo". En cambio, explíquele al niño lo que hizo mal. Por ejemplo dígale: "Cruzar la calle corriendo y sin mirar no es seguro". Luego dígale al niño lo que debe hacer en vez de eso: "Primero mira a ambos lados para ver si vienen carros". Sea consistente.
·         Sea un modelo, dé ejemplo al relacionarse de manera respetuosa y responsable con los demás.
La pre adolescencia y la adolescencia
·         En esta etapa se consolida la identidad y la personalidad a través de las experiencias, los sentimientos, el auto-concepto y las expectativas, por esta razón, cambian los gustos, la manera de comportarse e incluso la apariencia de los chicos y chicas.
·         Lo natural es que los hijos en estas etapas cuestionen las decisiones de sus padres, pidan explicaciones o manifiesten una necesidad de privacidad que antes no existía; prefiriendo pasar más tiempo con sus amigos, sin que ello implique que el afecto y apoyo de su familia sea innecesario.
·         En esta etapa, las normas deben ser siempre establecidas en consenso con los adolescentes, ya éstas se incorporan sólo por cooperación, no tanto por la imposición.
·         Tenga en cuenta sus opiniones, escúchelos  atentamente y con respeto.
·         Establezca obligaciones y deberes para los adolescentes al interior del hogar.
·         Regule el uso del internet, el celular etc. Evite el  uso del computador dentro de las habitaciones o en horarios que interrumpan el tiempo de descanso o alimentación.
·         Vigile y mantenga control sobre el tiempo  y uso del internet, verifique las  páginas de internet  que visitan sus hijos.
·         Conozca las redes sociales que frecuentan sus hijos, qué contactos tienen y cuáles son las conversaciones y transacciones que realizan en ellas.
·         Converse con sus hijos acerca de los riesgos y cuidados que deben tener con la información, fotos o videos que publican.
·         Ante el incumplimiento de una norma, sancionen en privado al chico o a la chica,  con la sanción acordada previamente. Al corregir a su hijo o hija  adolescente, no lo ridiculice, no lo compare.
·         Pregunte ¿Con quién va a estar? ¿Dónde? ¿Cuándo? .Interésese por las actividades que realiza su hijo. Pídale que se comunique con usted regularmente para saber dónde está.
·         Conozca a los amigos de sus hijos.
·         Es necesario ser un modelo de comportamiento positivo para sus hijos.
·         NO quiera convertirse en un “amigo” de sus hijos, en ésta etapa ellos ya tienen muchos amigos, lo que necesitan es una figura de afecto y autoridad, que confíe en ellos, pero al mismo tiempo les exija y se preocupe por ellos.
·         Hábleles abiertamente de temas importantes y difíciles (sexo, drogas, pandillas)

RECORDEMOS  que en todas las etapas del desarrollo de sus  hijos:

A.    Los espacios de encuentro familiar, las actividades recreativas, ver la televisión, tener horarios para comer juntos y apoyar en las labores académicas a los hijos(as), proporcionan mayor unión al interior de la familia.
B.    Crear un vínculo entre padres e hijos favorece el equilibrio emocional y una relación más sana.
C.    Se requiere que entre los padres o personas encargadas del cuidado de los niños, niñas y adolescentes haya una concertación de las reglas, normas, límites y las sanciones, con el fin de no desautorizarse en presencia de ellos(as)
D.    Es necesario, por parte de los padres, el uso de palabras de cariño, motivación y manifestaciones de afecto como abrazos y caricias, como una forma de expresar a los hijos lo importantes que son para ellos.
E.    Las  reglas no tienen que ser iguales a las que otros padres tienen, pero si tienen que ser claras y consistentes, es decir que sean las mismas todo el tiempo.



Referencias: