martes, 16 de mayo de 2017

¿Qué pueden hacer los padres para prevenir el consumo temprano del alcohol y sustancias psicoactivas en sus hijos?


¿Por dónde empezar? ¿Existe un manual?  ¿Y porque mi hijo(a)?
Son muchas las preguntas que surgen cuando de éste tema se habla, o pensamos: “Eso no va a ocurrir en mi hogar”. Pero, ¿qué pueden hacer los padres-madres para prevenir el consumo a temprana edad? El problema principal, es que <<beber es un fenómeno cultural en nuestro país y la mariguana en la dosis personal no hace daño>>, sirven tanto para superar una situación de estrés o tristeza como para conmemorar celebraciones y divertirse.
Todos los padres deberían estar preocupados por este asunto, tienen la obligación de saber dónde están y qué hacen sus hijos  “ya que son lo más importante que tienen”. El problema es que nos enseñaron: matemáticas, cómo hacer una entrevista de trabajo, cómo ascender en nuestro trabajo..., pero no a educar a nuestros hijos». Por este motivo se aconseja que los padres estén muy próximos y muy atentos a lo que hacen los menores. No se trata de seguirlos, ni de olerles el aliento cada vez que regresan a casa. Se trata más bien de fomentar con ellos la comunicación desde pequeños, hay que saber escucharles, hablarles y mantener diálogos fluidos para que se establezca un vínculo importante de confianza. La buena comunicación es un salvavidas».

Si existe una buena comunicación en el hogar, se favorece que en el momento en el que el niño(a) o adolescente  salga de casa por primera vez sea capaz de contar sin problemas lo que hace y lo que no hace, para tranquilidad de todos. «Lo malo —apunta— es que muchos padres se esperan a que su hijo tenga 14 años y salga con sus amigos para preocuparse por estas cuestiones y, si no se ha trabajado antes la comunicación y valores como el respeto a las normas, la responsabilidad o la empatía, será carne de cañón cuando esté con su grupo de amigos puesto que hará lo que el grupo quiera y no lo que él sepa que es más adecuado».

También es importante que los padres se conviertan en un referente, que cada vez que el niño le cuente «mamá mira lo que ha dicho en clase este niño», los padres sepan decirle que eso está mal y las razones. De esta forma el niño irá aprendiendo pautas de comportamiento y a saber cómo se debe actuar correctamente. Los padres deben, además, ser consecuentes y no pueden pedir al niño que no beba si los padres consumen bebidas alcohólicas habitualmente en casa.

Pautas ante una sospecha de consumo de alcohol y o drogas psicoactivas
—Actuar con prudencia, valorando la dimensión y la gravedad del problema, tratando de ajustar nuestra reacción a la situación de forma proporcionada.
—Conocer las circunstancias del consumo, saber el tipo de relación que nuestra hija o hijo está manteniendo con el alcohol y/u otras sustancias (experimental, como diversión, como forma de relacionarse,...), apostando por la comunicación y el diálogo.
—Fomentar que los canales de comunicación se mantengan abiertos. Es normal sentir angustia, preocupación y desorientación, pero la pérdida de control, el alarmismo y las actitudes persecutorias, solo ocasionan más angustia.

Conviene evitar:
—Acusaciones, bombardeo de preguntas, actitudes de vigilancia y posturas excesivamente rígidas y coercitivas.
—Imponer inmediatamente una norma rígida, antes de recabar información.
—Actuar con indiferencia ante una sospecha o evidencia de consumo. El mensaje que transmitimos sería «no nos importa que consumas».
—Registrar pertenencias y habitaciones: no se obtiene certeza del consumo y provoca respuestas evasivas y de negación, rechazo y enfado. Se vive como una traición a la confianza.

Para prevenir o corregir en estas situaciones, los padres deben:

1.    Hablar muy claro entre los esposos y con los hijos desde muy temprana edad, de los peligros, tanto físicos, mentales, económicos, religiosos y sociales, que suponen todas las drogas: denominadas blandas y duras, alcohol, tabaco, juego, apuestas, etc. En todas las adicciones se entra fácilmente, casi jugando y ya no se puede salir. Las conversaciones con los hijos tienen que estar llenas de amor en la forma de expresarse y firmeza en el contenido, de manera que permitan la sinceridad y apertura por parte de los hijos, para contar las situaciones vividas en sus días escolares. También deben ofrecerles alternativas, para que su tiempo libre lo dediquen a su sano esparcimiento y formación social y religiosa. Hay muchas actividades, donde los hijos pueden aprender a desarrollar los valores humanos y religiosos, que les ayudarán a estar prevenidos, contra los problemas que le acechan.

2.    Mantenerse muy alerta, revisando periódicamente y al azar los bolsillos, mochila, libros, habitaciones y posibles escondites de los hijos, para determinar si hay rastros de posesión o consumo de drogas. El olfato y los signos externos físicos, también deben usarse. Vigilar el apetito, los horarios de entradas y salidas de la casa. Preguntar por la procedencia de objetos desacostumbrados y caros para su economía, encontrados entre sus pertenecías. Analizar los ingresos y gastos del dinero de los hijos.

3.    Examinar periódicamente, las llamadas recibidas y enviadas en los teléfonos privados de los hijos y en el de la casa, pues ahí quedan reflejados, los números de las personas con los que más contacto tienen. En función de esas llamadas, pedir las aclaraciones pertinentes, sobre las personas con las que se relacionan. Esta disciplina por parte de los padres, choca frontalmente con el concepto tan extendido, sobre todo en esta sociedad, de la privacidad a la que se creen que tienen derecho los jóvenes. Pero los padres deben entender y hacerlo entender, que por encima de la privacidad de los hijos, está su bienestar y el de toda la familia, además del riesgo de responsabilidad civil que adquieren los padres con los hijos.

4.    Repetir constantemente, que una de las fuentes más importantes de captación, para hacer miembros de las pandillas y para la venta de drogas, es el Internet. Vigilar las direcciones de las personas, con las que se han puesto en conversación a través de los Chats, las páginas que han sido visitadas y los correos recibidos y enviados. Esto es fundamental, para conocer el tipo de relaciones que mantienen los hijos.

5.    Preguntar por los orígenes, dedicación y características de los amigos más frecuentados. Si es posible, intentar conocer a sus familiares, para hablar con ellos sobre estos mismos conceptos, de mantener el estado de alerta permanente, que tienen que tener los padres con sus hijos. En caso necesario, convencer a los hijos que deben eliminar las relaciones con determinados amigos, que aparentemente estén llevando una vida difícil de conocer.

6.    Pedir ayuda a los profesionales, maestros, médicos, psicólogos, sacerdotes y autoridades escolares o policiales, ante la menor sospecha, del comienzo de una desviación hacia las drogas o hacia las pandillas. Si  ve o siente que están sus hijos siendo acosado por los vendedores de drogas o por los pandilleros, es imprescindible informar a la policía de lo que le está sucediendo. Se tiene que intentar tener la suficiente confianza con los hijos, como para que éstos cuenten a los padres, quienes venden la droga y cómo lo hacen. Es conocida la presión que los vendedores ponen a los jóvenes para que compren la droga, infiriéndoles incluso amenazas físicas y verbales, en el caso de que no quieran comprar la droga para consumirla o revenderla.

7.    Deben hablar con los maestros, de la situación que sus hijos ven en las clases o de lo que los padres han observado en el comportamiento familiar. Los maestros, en combinación con los padres y la policía, pueden hacer una gran labor de prevención y erradicación de las drogas, tomando medidas en la escuela, el hogar y la calle respectivamente.

8.    Al detectar el problema en uno de los hijos, es muy posible que los otros hermanos, también se vean acosados por la misma situación. Entonces la gravedad empieza a agrandarse y las soluciones son más difíciles de tomar y de mayor envergadura. Es muy posible que los padres, tengan que plantearse el tener que cambiar de escuela. Seguramente se tendrán que enfrentar a la resolución de otros problemas, como son el traslado diario de los hijos  a las otras escuelas y algunas cosas relacionadas con los libros y el uniforme, pero no se puede dejar que el problema de las drogas, arruine la vida de sus hijos o determine que el porvenir de ellos sea el hospital o la cárcel.

9.    Las medidas de prevención imprescindibles que tienen que realizar los padres, tienen que estar soportadas porque los padres estén muy unidos, aunque se dé la paradoja de que estén divorciados, y que continuamente estén dando un buen ejemplo de comportamiento entre ellos y ante sus hijos. Los padres, no pueden exigir la sinceridad de los hijos, ni que cumplan con las reglas de la disciplina, si ellos no dan previamente un buen ejemplo de convivencia familiar, religiosa y social.

10. Evite las excusas más usadas por los padres, para no involucrarse en la educación de sus hijos, ni para preocuparse de las soluciones descritas anteriormente, son las siguientes:

Ø  No quiero inmiscuirme en la vida privada o intima de mis hijos, ejerciendo control sobre sus actividades. Tengo que dejarles que hagan lo que quieran en su tiempo libre y con su dinero, con tal de que vayan bien en sus estudios. Tengo que darles la completa libertad para que sean dueños y responsables de sus actos.
Ø  Desconozco el manejo del Internet (Chats) y de los sistemas modernos de los teléfonos (Mensajes). Nunca los he usado y ya soy muy mayor para empezar a conocerlos. Ellos los utilizan cómo, cuándo y con quién quiere.
Ø  Debido al excesivo trabajo que realizo para poder mantener dignamente la familia, no tengo tiempo de dedicarme a las cosas de mis hijos. Cuando llego a casa estoy demasiado cansado(a) como para pensar en lo que han hecho los hijos. La educación de ellos la dejo en manos de los maestros.
Ø  No se inglés para entender las conversaciones que mantienen entre ellos, ni con sus amigos, que libremente han escogido, ellos sabrán si les convienen o no, es su libertad.

Responsabilidad civil. Los padres no se deben olvidar, que si la policía detiene a sus hijos menores de edad, en una redada antidroga o consumiéndolas, es muy posible que los lleven a la cárcel juvenil o los entreguen provisionalmente a una familia, incluso lo pueden hacer también con sus otros hijos, que vivan en la casa.

Los padres son responsables subsidiariamente, de todos los cargos económicos que sus hijos cometan en atropellos, choques de automóviles, robos, daños materiales y físicos en las propiedades o personas. Hasta podrían perder sus casas u otras propiedades, por tener que responder de su responsabilidad civil.



En una próxima lectura veremos que son los factores de riesgo y los factores de protección