AUTOESTIMA
EL
PRINCIPIO DE TU PROPIO DESARROLLO
ORIENTACIÓN
2019.
ELABORADO POR SONIA OSORIO NOVOA.
Psicopedagoga.
INTRODUCCIÒN
“Conócete
a ti mismo” Sócrates.
“De
todos los juicios que emitimos ninguno es tan importante como el que emitimos
de nosotros mismos: éste afecta el corazón mismo de nuestra existencia”
Nathaniel
Branden (1998, pág. 11)

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Existen
personas que no se sienten a gusto consigo mismas, que no se valoran, pero
prefieren no pensar en ese estado personal, no confrontarse consigo mismo
para identificar de dónde vienen esas creencias y pensamientos, no se detienen
a averiguar cómo son, qué piensan respecto a ellas mismas, qué les gusta, qué
errores han cometido, qué deberían modificar. Este tipo de personas son susceptibles
a tener problemas y desde luego a culpar a los otros, principalmente a los
más cercanos de lo que les sucede, de lo que acontece en su vida. También
hay personas que eligieron pensar sobre cómo son sus gustos, saben qué quieren
lograr. Aprenden de sus errores y experiencias, descubren que deben modificar.
Aceptan su situación actual aún a sabiendas de que hay cosas por cambiar. No
culpan a los demás de los problemas que llegan, asumen su propia
responsabilidad.
La diferencia entre estos dos perfiles se encuentra en que el
primero no se aprecia a sí mismo y el segundo ha encontrado el concepto de
autoestima. Hay quien dice: “Los otros tienen la culpa”, y hay quien dice: “Yo
puedo construir mi futuro”. En el primer caso la persona no se aprecia a sí
misma porque no cree en su propio potencial, “el me hizo sentir mal” es un
ejemplo típico de quien cree que los demás tienen poder sobre uno para hacerlo
sentir mal. En cambio, quien cree en sí mismo distingue qué hacen los otros y qué
puede hacer él. Así, dice: “El otro hace lo que quiere, pero yo reino sobre mis
sentimientos, si me enojo es porque yo lo permití”.

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La
visión íntima que tenemos o formamos respecto a nosotros mismos influye en
cuestiones cruciales como las relaciones con los padres, amigos, profesores o
con la pareja que hemos elegido. Influye en cómo nos
sentimos con nosotros mismos en relación con los demás. Sentimientos como la
angustia, la frustración, la sensación de fracaso o incompetencia, o el llamado
“complejo de inferioridad”, se vinculan con una valoración pobre o negativa de
nosotros mismos. El sentirnos capaces o incapaces, dichosos o desdichados,
seguros o inseguros, aceptados o rechazados, también tiene que ver con
nuestro desempeño en los estudios o con nuestras posibilidades futuras de
lograr un desarrollo humano pleno en las esferas del trabajo o la vida
personal. La valoración o juicio que hacemos de nosotros mismos,
nuestra autoestima, es determinante en el desarrollo de la confianza, el
respeto personal, que a su vez establecen las bases para poder comprender,
respetar y confiar en los demás. El primer paso en la construcción de un
concepto personal positivo o en el cambio de una visión negativa y
autodestructiva es el autoconocimiento, entendido éste como la posibilidad de
conocernos a nosotros mismos como personas.
EL
CONCEPTO DE AUTOESTIMA
Autoestima es la valoración que el sujeto hace de sí mismo y que
mantiene de forma duradera; expresa una actitud de aprobación o de
desaprobación e indica hasta qué punto es capaz, importante,
competente y digno.
Branden (1992) refiere que autoestima es la suma de la confianza y
el respeto por sí mismo, es un acto de responsabilidad con uno mismo. Es decir,
integra un sentimiento de capacidad personal (para enfrentar los desafíos de la
vida y solucionar los problemas) y un sentimiento de valor personal (defender
el propio derecho a ser feliz y respetado). La autoestima de una persona no es
un valor absoluto de todo o nada. En realidad, la autoestima se manifiesta en
niveles (alta, media, baja) y puede variar en función de la dimensión
(atractivo físico, éxito escolar, popularidad con los compañeros, relaciones
con el sexo opuesto, entre otras) y circunstancias particulares que se
enfrentan en un momento dado. Un adolescente con una autoestima elevada o
positiva se siente capaz y valioso, confiado y apto para la vida: “puedo
hacerlo, lo voy a lograr, quiero superarme…”, por el contrario, un joven con
autoestima baja o negativa se siente inepto, inseguro, poco valioso como
persona: “no valgo nada, no puedo, no lo hago…”
Si
decimos: “La autoestima es una conciencia que se autoafirma”, ¿esto qué
significa?, que nadie puede generar y poseer una autoestima positiva,
saludable, fuerte, excepto uno mismo. Implica
un logro personal, que involucra nuestros valores más trascendentes. La
autoestima positiva alta no es ser arrogante, engreído, jactancioso, ni
sentirse sobrevalorado; pretender ser superior a los otros, rebajarlos para
sentirnos más que ellos, estar en conflicto con uno mismo o con los demás,
proyectar una imagen falsa de “éxito” o “seguridad” cuando nuestros
sentimientos reales son otros, vender exclusivamente la autoconfianza y el auto
respeto en los elogios o críticas de los demás o en las posesiones materiales o
en una apariencia física estereotipada.
Bouffard (2005, p.16) refiere a Reynald Legendre para quien “la
autoestima es un valor que un individuo se concede globalmente; hace alusión a
la confianza fundamental que el ser humano deposita en sus propios recursos, en
su eficacia y en sus capacidades. La clave de la autoestima se encuentra en el
proceso de “concienciación” o de autoconocimiento”
Para Miguel A. Montoya (2001) la autoestima tiene que ver con la
capacidad o actitud interna con que un sujeto se relaciona consigo mismo y como
se percibe dentro del mundo, ya sea de una forma más positiva o bien con una
orientación negativa, según el estado en que se encuentre. La autoestima es un
acontecimiento interior, un movimiento que ocurre en todo el ser y que hace
vivir de determinada manera.
Para
K. Rogers (1994 en Gil, 1997) la autoestima constituye el núcleo básico de la
personalidad. Por su parte, Markus y Kunda (1986 en Gil, 1997) consideran que
la autoestima influye en la autorregulación de la conducta, mediando en la toma
de decisiones, influyendo en la elección de objetivos y en el establecimiento
de planes de actuación.
Lo
coincidente de estos conceptos es como la autoestima determina la manera de
relacionarse con el mundo externo e interno, cómo se determinan los vínculos
con los demás y cómo la autoestima (Montoya, 2001) se introduce como un
producto de la introyección instalándose en lo que será la IDENTIDAD, determina
nuestra vida al ser instalada de manera fija en el cerebro, en la mente
inconsciente.

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COMPONENTES
DE LA AUTOESTIMA
La autoestima se integra con tres factores:
v
El pensamiento acerca de mí.
v
La imagen que tengo de mí.
v
Las acciones que he realizado.
La
autoestima se fortalece con los pensamientos, sentimientos y acciones. Es una
idea que primero surge como un reflejo de los otros hacía mí. A través de los
otros tenemos esta primera idea de autoestima. Los padres, los hermanos,
familiares, maestros, amigos, regresan a cada sujeto información por medio de
gestos, palabras, detalles, que son indicadores de la aceptación de los demás.
En segunda etapa se requiere del deseo de indagar sobre uno mismo. Es decir,
del hábito de interrogarse haciendo preguntas como: qué salió bien,
qué habilidades tengo, qué puede cambiar. Quien cree en sí mismo es paciente
porque cree en el futuro, se prepara, aprende, cambia; esa persona que cree en
sí mismo existe, esa persona… tal vez eres tú.
De
acuerdo a Montoya (2001) la estructura de la personalidad se crea a partir
de las primeras etapas de la vida, desde los juicios y conceptos que los demás
expresan a alguien (personas significativas) por tanto, la estructura de la
personalidad es el acumulado de experiencias personales, de lo que queda
grabado y se convierte en CREENCIA acerca de sí mismo; de ella depende el
camino hacia el cual nos moveremos, desde una autoestima alta o una autoestima
baja. Las creencias influencian, pero no determinan porque si no imposibilitan,
inhiben el desarrollo y crecimiento de la conciencia y por tanto del propio ser.
Branden (1998, p.14) elabora lo que denomina los seis pilares de
la autoestima, la autoestima se va construyendo con el paso del tiempo mediante
las siguientes prácticas:
v
Elegir la conciencia en lugar de la inconsciencia;
v
Aceptarse
a uno mismo, en lugar de rechazarse;
v
Ser responsable de uno mismo, en lugar de ser pasivo, buscar
coartadas o culpar a los demás;
v
Afirmarse a uno mismo, en vez de suprimirse;
v
Tener un propósito, en lugar de errar de un lado al otro;
v
Optar por la integridad, en lugar de traicionarse a uno mismo.

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Pacheco (2000), haciendo
referencia a Alcántara (1993) plantea los efectos positivos que se derivan de un
desarrollo adecuado de la autoestima:
v
Favorece
el aprendizaje: La adquisición de
nuevas ideas y aprendizajes está subordinada a nuestras actitudes básicas, de
éstas depende que se generen energías más intensas de atención y concentración.
v
Ayuda a
superar dificultades personales: Cuando
una persona goza de alta autoestima es capaz de afrontar los fracasos y los
problemas que le sobrevienen, ya que dispone dentro de sí de la fuerza
necesaria para reaccionar de forma proporcionada buscando la superación de
obstáculos.
v
Fundamenta
la responsabilidad: A la larga sólo es
constante y responsable el/la que tiene confianza en sí misma, el/la que cree
en su aptitud.
v
Desarrolla
la creatividad: Una persona
creativa únicamente puede surgir desde una confianza en sí mismo, en su
originalidad, en sus capacidades.
v
Estimula
la autonomía personal: Ayuda a
ser autónoma, segura de sí misma, a sentirse a gusto consigo misma, a encontrar
su propia identidad. A partir de ello, cada una elige las metas que quiere
conseguir, decide qué actividades y conductas son significativas para él/ella y
asume la responsabilidad de conducirse a sí misma.
v
Posibilita
una relación social saludable: El
respeto y el aprecio por una misma es sumamente importante para una adecuada
relación con el resto de las personas.
v
Garantiza
la proyección futura de la persona:
Impulsando su desarrollo integral y permanente.
Branden (1998), La autoestima supone la
adopción de una actitud hacia uno mismo y presenta tres componentes básicos:
a. Componente cognitivo: las ideas, las
opiniones, las creencias, la percepción y el procesamiento de la información.
b. Componente afectivo: admiración de la
propia valía personal.
c. Componente conductual: intención de
actuar, llevar a la práctica un comportamiento consecuente.
Alcántara (1988) señala también implicancias
significativas de la autoestima como núcleo de la personalidad. En este sentido
la autoestima:
a. Condiciona el aprendizaje.
b. Ayuda a superar las dificultades personales.
c. Fundamenta la responsabilidad.
d. Apoya la creatividad.
e. Determina la autonomía personal.
f. Permite relaciones sociales saludables.
g. Garantiza la proyección futura de la persona.
Desde el rol que vives cotidianamente (estudiante, padre,
madre, docente…) es importante que evalúes cómo está tu autoestima y empezar a
hacer lo necesario por fortalecerla, pues tú eres el primero que debes
preocuparte por ti. Pero, también debes evaluar cómo tú afectas la autoestima
de los demás, una palabra, una actitud, un gesto pueden ser determinantes para
otra persona y afectar el concepto que tiene de sí mismo. Recuerda la ley de
oro. “Trata a los demás como quieres que te traten a ti”
BIBLIOGRAFÍA:
- ALCÁNTARA,
José A. Cómo educar la autoestima. Edit. CEAC. S.A. España 1993.
- BRANDEN,
Nathaniel. La autoestima día a día. Biblioteca N.B. Nueva York. 1998.
- L.A. Bearegard; R, Bouffard; G, Duclos. Autoestima
para quererse más y relacionarse mejor. Herramientas Narcea, S.A. Canadá. 2005.
- MONTOYA,
Miguel A; SOL, Carmen H. Estrategias para vivir mejor con técnicas de PNL y
desarrollo humano. Editorial Pax. México, 2001.
- PACHECO,
C. José, ZORRILLA, H. Mª Antonia, CESPEDES, R. Pilar. Proyecto GADES. Plan de Orientación y Acción Tutorial
para Educación Infantil y Primaria. EDITA: Junta de Andalucía.
Delegación Provincial de Educación. Cádiz. 2000
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